Desarrollo Comunitario Basado en Activos como fuente de resiliencia frente a crisis globales

Apoyar la participación comunitaria en la pandemia (enlace al artículo)

La pandemia por la COVID19 ha puesto de manifiesto un comportamiento relativamente homogéneo por parte de los gobiernos, que han centralizado los cuidados y relegado a la ciudadanía a un rol contenido y pasivo, restringiendo y limitando derechos fundamentales (1). Sin embargo, la acción comunitaria cumple una función determinante para la equidad en salud, que habría podido articularse a través de un trabajo intersectorial de la Administración (2). El artículo publicado por Cormac Russell (3) muestra como un cambio de paradigma es posible, para proponer alternativas a una perspectiva basada en el déficit, en la que los poderes públicos aparecen como caballeros blancos, al estilo Don Quijote en defensa de su dama dulcinea.

Despensa Autogestionada de Productos Esenciales en el Barrio Cementerio de Alicante durante el confinamiento COVID19, 2020
©Fotografía: Pilar Cortés

No son tiempos adaptados para caballeros andantes, ni para enfrentarse en solitario a las aspas de un molino, sino que hace falta cambiar hacia una mirada productiva, ponerse las lentes de la comunidad como haría Sancho Panza. Es tiempo de ciudadanos no acreditados que unen sus esfuerzos colectivos, para que dejen de ser considerados meros peones. El desarrollo comunitario basado en activos (ABCD) rechaza tanto a los individuos aislados como al caballeroso énfasis institucional al valorar las necesidades y los déficits en las comunidades (4). Favorece la identificación y la movilización de los activos disponibles y latentes en las comunidades para forjar conexiones más próximas entre individuos, que es lo mejor para colectivizar los esfuerzos y solucionar los problemas.

Durante 2020 han podido verse ejemplos en todo el mundo (5) del impacto de poner las comunidades al mando de sus propias realidades, manteniendo a las instituciones en un papel suplementario fuerte. El autor argumenta que es fundamental aprovechar esta oportunidad para desarrollar respuestas guiadas por estrategias ABCD que nos preparen para la siguiente pandemia y escapen de la imagen de heroicos/as profesionales que se ocupan de una ciudadanía pasiva y desamparada. Nuestros/as caballeros/as profesionales pueden situarse como acompañantes de respuestas lideradas por la ciudadanía, aplicando las recetas para el desarrollo local también como respuestas locales a la pandemia. La aplicación eficaz del ABCD se basa en el descubrimiento y la conexión productiva de los activos individuales, asociativos, institucionales, físicos (entorno construido y natural), económicos y culturales.

Vemos estos patrones en acción en el ejemplo de la Residencia de Mayores Strathcarron, en Escocia. Para precipitar la respuesta local colectiva, contrataron cuatro animadores comunitarios ABCD para trabajar con cuatro pueblos aledaños, facilitando redes de apoyo para acompañar a los mayores en sus últimos años. Las conversaciones con las comunidades han permitido no sólo co-crear cuidados en los últimos años de vida, sino también dar apoyo a iniciativas locales que se consideraban prioridades como, por ejemplo, preservar las tradiciones durante la pandemia mediante la adaptación creativa de eventos. De forma similar, la iniciativa Safety-II cambia la mirada del déficit para hacer visible lo invisible y centrarse en lo que sí que está ahí, no sólo en lo que falta. Poner atención a lo que se hace bien en el sistema y no simplemente a las fallas, permite una mirada multidimensional y propositiva, para perseguir medidas concretas (como evitar la propagación de un virus) mientras se trabajan otras problemáticas prioritarias como el desempleo, el desabastecimiento alimentario, la enfermedad mental, la violencia, etc.

En esta articulación entre poder público y ciudadanía, Russell pone de manifiesto la importancia del tercer sector, entendiendo las múltiples escalas que puede tomar. Por una parte, aprovechar el alcance de las grandes ONGs, pero sabiendo los problemas que pueden tener en el contacto con el terreno debido a su organización. Por otra parte, y de manera especialmente determinante para la implementación de respuestas ABCD, las pequeñas entidades con un contacto cercano con la ciudadanía, que permiten que el poder permee y se generen conexiones de confianza locales. La combinación de estas pequeñas entidades sociales con las asociaciones ciudadanas locales puede recentrar el rol de ciudadanos/as en línea con principios democráticos, como el de subsidiariedad.

Russell aboga por la construcción de comunidades antifrágiles (6), mediante la exposición controlada a estresantes que permitan desarrollar herramientas que generen resiliencia de cara el futuro. Esta idea recuerda a la noción de Sentido de Coherencia Comunitario de la Teoría Salutogénica, la capacidad de individuos y comunidades de manejar, comprender y dar sentido a sus realidades (7).

De cualquier forma, lo que es evidente es que la mirada que ofrece Cormac Russell en este artículo es muy necesaria para abordar nuevas formas de trabajar ante situaciones de crisis y abordar las desigualdades sociales en salud desde el interior de las comunidades. Aunque las vacunas y la terapia son esenciales para hacer frente a COVID-19, no serán suficientes. Las comunidades tendrán que adaptarse a un futuro consciente de la pandemia en el que la solidaridad social nos permita prosperar de forma justa.


Daniel Millor Vela
Codirector del programa Asertos
Miembro de la asociación Quatorze
Miembro de Arquitectura Sin Fronteras
Doctorando en Desigualdades en Salud de la Universidad de Alicante


Bibliografía

  1. Sarrión Esteve J. La competencia de las autoridades sanitarias para restringir derechos en situación de crisis sanitaria. Gac Sanit. 2022; 36 (1): 37–40.
  2. Ministerio de Sanidad. Acción comunitaria para ganar salud. O cómo trabajar en común para mejorar las condiciones de vida. Madrid: Centro de Publicaciones de la Secretaría General Técnica del Ministerio de Sanidad; 2021. 98 p.
  3. Russell C. Supporting community participation in a pandemic. Gac Sanit. 2022; 36 (2): 184–187.
  4. Russell C. Rekindling Democracy: A Professional’s Guide to Working in Citizen Space. Abundant Community. Eugene, OR: CascadeBooks; 2020.
  5. Millor Vela D. Respuesta ciudadana a la crisis por COVID-19 en el Barrio del Cementerio de Alicante. Gac Sanit. 2020; 34 (6): 627–629
  6. Taleb NN, Antifragile: things that gain from disorder. New York, USA: Random House; 2012.
  7. Suárez Álvarez ÓS, Ruiz-Cantero MT, Cassetti V, Cofiño R, Álvarez-Dardet C. Salutogenic interventions and health effects: a scoping review of the literature. Gac Sanit. 2021; 35 (5): 488-494.