LA IMPORTANCIA DEL ETIQUETADO NUTRICIONAL. ES TIEMPO DE ACTUAR.

Es bien sabido por todos que la obesidad constituye una enfermedad multicausal, multifactorial, multisectorial, que implica graves consecuencias para la salud y que constituye una pandemia creciente que afecta en mayor o menor medida a unos y otros,  pero que hasta ahora no parece querer dar tregua. Y es que la obesidad es un asunto complejo.

El argumento más aceptado sobre las causas que favorecen el exceso de peso corporal, se sustenta en el desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto energético que realizamos, que al resultar positivo, genera excesos que poco a poco se almacenan en nuestro organismo, y esas, por ejemplo, 200 calorías en exceso que parecían insignificantes en la alimentación diaria, acaban sumando la cantidad suficiente para generar un aumento de un kilo de peso, más o menos, cada cinco semanas. ¿Y en qué forma consumimos 200 calorías? a continuación algunos ejemplos:

ejemplos 200 calorìas
Fuente: https://www.wisegeek.com/what-does-200-calories-look-like.htm. En esta página es posible consultar fotografías que permiten apreciar cómo lucen 200 calorías de distintos productos comestibles.

 

En la región de las Américas se ha vivido un rápido proceso de transición alimentaria, con un marcado aumento en el consumo de productos comestibles procesados y ulltraprocesados, caracterizados por una alta carga energética pero con baja densidad de nutrientes, y en su mayoría ricos en azúcares libres, sodio y grasas, reconocidos elementos que según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), consumidos en exceso son perjudiciales para la salud por su relación con la presencia de la enfermedades crónicas. Alrededor de 60 % de la población de la Región de las Américas tiene problemas de exceso de peso, con una prevalencia de obesidad alarmante, la más alta del mundo según Carissa F. Etienne, Directora de la Organización Panamericana de la Salud OPS), con la consecuente incidencia en las enfermedades no transmisibles.

En este escenario y conscientes de la necesidad de proteger a los consumidores y las prácticas equitativas en el comercio alimentario, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO) crearon en 1961 La Comisión del Codex Alimentarius, el cual se encargó de la elaboración y sucesivas actualizaciones de las directrices sobre etiquetado nutricional, en las que se establece como finalidad de las mismas, entre otros, velar porque este “facilite al consumidor datos sobre los alimentos, para que pueda elegir su alimentación con discernimiento; proporcione un medio eficaz para indicar en la etiqueta datos sobre el contenido de nutrientes del alimento y estimule la aplicación de principios nutricionales sólidos en la preparación de alimentos, en beneficio de la salud pública…”.

En el 2014, la OMS propuso una serie de recomendaciones para que los Estados pusieran en marcha un plan para reducir el riesgo de obesidad, e incluyó el etiquetado nutricional como una de las medidas recomendadas para educar y orientar a la población en la selección de alimentos saludables y aunque en teoría, esa información se detalla en las tablas nutricionales de los productos comestibles, su presentación dista mucho de cumplir con la finalidad del Codex, o las recomendaciones de la OMS. Al respecto, resulta ilustrativa la apreciación de la primera dama de Estados Unidos en el 2016, Michelle Obama, quién señaló que para entender las etiquetas de los alimentos se requiere “calculadora, microscopio o un título en nutrición”.

A su vez, los estudios sobre etiquetado nutricional en la región evidencian la dificultad de las personas para entender las etiquetas de los alimentos. Los hallazgos de las investigaciones realizadas coinciden en gran parte, en indicar que para la mayoría de la población adulta participante en los estudios y proveniente de distintos estratos sociales, la información de las etiquetas nutricionales les resultó de difícil comprensión, poco amigables y de escasa utilidad para evaluar la información nutricional que ofrecen, por lo que sólo una baja proporción de personas las tienen en cuenta al tomar la decisión sobre qué comer.

En beneficio de la salud pública, se requiere pues retomar el debate propuesto por la OMS y la OPS, de forma que sea posible para todos entender qué contiene la comida con la que nos estamos alimentando. En este sentido, dichas instancias recomiendan un etiquetado frontal sencillo e integral que sea consistente, llamativo y que pueda ser interpretado por toda la población de manera rápida y fácil. Al respecto y basándose en la mejor evidencia científica disponible, la OPS elaboró un modelo de perfil de nutrientes,  con la finalidad de proporcionar una herramienta para clasificar alimentos y bebidas procesados y ultra procesados con niveles excesivos de nutrientes críticos como azúcares, sal, grasas totales, grasas saturadas y grasas trans. Ver gráfico.

Recomendaciones de la OPS-OMS para el etiquetado frontal de alimentos
Descarga iconográfica disponible en: https://www.paho.org/uru/index.php?option=com_content&view=article&id=1229:etiquetado-de-alimentos&Itemid=310.

Algunos países han avanzado en este sentido como es el caso de Ecuador, que en el 2014 se convirtió en el primer país dónde se implementó el etiquetado gráfico de tipo semáforo de manera obligatoria; En Chile, la Ley de Alimentos que entró en vigor en junio de 2016, incluyo un componente de etiquetado que exige que los productos, por medio de unos sellos en la parte frontal de los empaques, adviertan si son altos en azúcar, grasas saturadas, sodio o calorías totales, iniciativa que fue también aprobada para su implementación en Perú mediante la Ley de promoción de la alimentación saludable para niños, niñas y adolescentes de 2017. En Uruguay y Brasil se avanza en la elaboración de un decreto que determine el rotulado de alimentos basado en etiquetas de advertencia para informar a la población sobre los productos altos en grasas, sales y azúcares, con más calorías y bajo valor nutricional.

Sin embargo, en otros países de la región como es el caso de Colombia, aún no se logran avances concretos en esta materia, la influencia política de la industria de alimentos y bebidas y el poder sobre los medios de comunicación, han jugado un importante rol en la toma de decisiones por parte del legislativo y en la percepción de la población. Se requiere por tanto de mayor voluntad política y la participación activa de la población, frente a la implementación de acciones que aunque como el etiquetado nutricional, no van a resolver por sí mismas el problema de la obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles, constituye una línea de actuación que permite empoderar la población frente a la toma de decisiones saludables.

Laura I. González Zapata

 

      Laura I González Zapata

     ND, MSC Epi, PhD PH

     Profesora Titular Escuela de Nutrición y Dietética

    Universidad de Antioquia, Medellín-Colombia

    Editora Asociada Revista Gaceta Sanitaria, España

 

 

 

Referencias

  1. Organización Panamericana de la Salud, Organización Mundial de la Salud. Modelo de perfil de nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud [monografía en internet]. Washington, DC: OPS, 2016. [citado jul 2018] Disponible en: http://iris.paho.org/xmlui/bitstream/handle/123456789/18622/9789275318737_spa.pdf
  2. Directrices Del Codex Sobre Etiquetado Nutricional. [citado jul 2018] Disponible en: http://www.fao.org/docrep/W8612S/W8612s05.htm#P620_54164.
  3. Organización Panamericana de la Salud, Organización Mundial de la Salud. Plan de acción para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles en las Américas 2013-2019 [monografía en internet]. Washington, DC: OPS, 2014 [citado jun 2018]. Disponible en: https://www.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=11275%3Aplan-action-ncds-americas-2013-2019&catid=7587%3Ageneral&Itemid=41590&lang=es
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