Niños, niñas, adolescentes y alimentos ultraprocesados: una combinación cotidiana con riesgos actuales y futuros

La omnipresencia de los productos ultraprocesados en la alimentación, es preocupante. En países desarrollados como en los Estados Unidos de América y el Reino Unido, su consumo representa más del 60% del total de calorías ingeridas por niños, niñas y adolescentes1. España es el país mediterráneo que lleva la delantera en consumo de estos productos; casi el 38% de la energía consumida por los niños y niñas, proviene de alimentos ultraprocesados2. También en países en desarrollo como México, su consumo representa del 34% al 38% de las calorías totales ingeridas por niños, niñas y adolescentes1.

Para no confundir, se aclara que técnicamente, el término ultraprocesado no es el usual en algunos estudios, sino que usan el sistema NOVA. Así, clasifican los alimentos publicitados, en cuatro categorías, desde los que se consumen frescos sin más proceso que mondar una fruta o verdura, hasta los de mayor procesamiento industrial. Estos últimos, se describen como formulaciones industriales que no contienen nada o casi nada de alimentos frescos, con uso extensivo de aditivos como saborizantes, colorantes, emulsionantes y conservadores3. En términos prácticos, son los alimentos ultraprocesados, tal como se utiliza en este texto.

Los productos ultraprocesados se asocian a la respuesta placentera; están diseñados para ser muy agradables al paladar, tanto por su sabor como por su textura, además de otros atractivos sensoriales como color, aroma y aspecto. Son alimentos con combinaciones de ingredientes, como azúcar y grasa, optimizadas para crear un efecto adictivo4. Como consecuencia de la optimización, se desequilibra el contenido nutricional, caracterizado por un exceso de calorías, azúcares añadidos, grasas y sodio, pero bajo contenido de fibra, proteína y micronutrientes3.

Según un estudio en España5, en la niñez, un mayor tiempo de exposición a pantallas predice un mayor consumo de alimentos ultraprocesados. En Gaceta Sanitaria este año6, se publicó una investigación, “Calidad de productos alimentarios anunciados por televisión antes y después del plan para mejorar su composición, 2017-2020”. Allí se alerta sobre la exposición de los niños a la publicidad de los alimentos ultraprocesados, después de analizar la publicidad emitida durante una semana en los canales infantiles más populares en 2017 y en 2020. Más del 75% de los alimentos publicitados no eran saludables; los más promocionados fueron chocolates, galletas, bebidas y alimentos como pizzas, cremas, caldos, hojaldres, obleas y comidas precocinadas. Estos, conjuntaron más del 70% de los promocionales en los dos años analizados.

En México, el “Estudio sobre la publicidad y promoción de alimentos y bebidas dirigida a niñas, niños y adolescentes en internet, en 9 estados de la República Mexicana, 2021”7, encontró que el 69% niños y adolescentes entrevistados estuvo expuesto a por lo menos un anuncio de alimentos y bebidas. El 96% de los productos fueron no saludables, principalmente pastelillos, dulces, botanas y bebidas endulzadas. El 25% de los anuncios presentaba personajes animales representativos y las lunetas personificadas de las marcas de alimentos ultraprocesados. Curiosamente, más del 75% de niños y casi 70% de los adolescentes, dijeron haber insistido en alguna ocasión a sus padres para comprar alimentos saludables anunciados en internet. Esto último, puede ser engañoso, no es raro encontrar en la publicidad afirmaciones de salud, como «hecho con fruta real», para distorsionar las percepciones de los padres y persuadirlos a comprarlos8.

El consumo de productos ultraprocesados aumenta el riesgo de sobrepeso y obesidad de los menores de edad, que tienen una prevalencia conjunta mayor de 35.3% en España y de 37.4% México9,10.  Esto, además puede conducir al desarrollo temprano de enfermedades no transmisibles. Por ejemplo, los niños y niñas con obesidad presentan niveles más altos de glucosa y triglicéridos en sangre, si se comparan con los niños con peso adecuado11.

El consumo frecuente de alimentos ultraprocesados puede afectar la red neuronal implicada en el comportamiento alimentario. Estos productos, interfieren en sistemas de recompensa relacionados con el placer, que involucran la producción de neurotransmisores como serotonina y dopamina. Además, la exposición constante a la publicidad a través de diferentes canales, puede resultar en la activación automática de regiones cerebrales asociadas con el consumo y la elección de alimentos, generando un efecto perjudicial en el control de impulsos. Este efecto se puede dar con solo exponerse a imágenes de alimentos, independientemente de la activación sensorial y gustativa12.

A edades tempranas, con la guía de sus padres, los niños debieran definir hábitos alimentarios para una vida saludable. La exposición a los productos ultraprocesados y sus estrategias agresivas de publicidad, influyen negativamente en este proceso. Es muy preocupante, que el mayor consumo de ultraprocesados se de en los niños, en una etapa de neurodesarrollo en la que se podrían afectar sus habilidades cognitivas y su capacidad para interactuar con el sistema alimentario saludablemente. Es necesario buscar estrategias complementarias a las actuales, que protejan la alimentación en la niñez.

En España, hay acuerdos para la coregulación de la publicidad de productos alimenticios dirigida a niños y mejora de su calidad nutricia. Dichas estrategias han resultado insuficientes, ya que no han tenido impacto importante en sus objetivos6. En México, los esfuerzos se han dirigido al etiquetado de advertencia de los alimentos y a la limitación de uso de personajes en su publicidad13. Aunque tales medidas parecen tener efecto positivo en la selección de alimentos, al igual que en España, la frecuencia y la calidad nutricia de los alimentos publicitados ha cambiado muy poco. La industria se adapta a estas medidas regulatorias con nuevas estrategias de publicidad para no perder su posicionamiento. Así, son necesarias medidas regulatorias como lo recomiendan la OMS y la OPS14, con políticas públicas que no dejen lugar a conflictos de interés. De esta forma, se podrían comenzar a construir un ambiente alimentario favorable para la niñez.

Autoras: Sandra V. Aguayo Patrón y Ana María Calderón de la Barca.

Sandra es Dra. en Ciencias en el área de nutrición humana. Actualmente se encuentra realizando una estancia posdoctoral en el Laboratorio de Proteínas de la Coordinación de Nutrición del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. en Sonora, México. Entre sus intereses de investigación están el consumo de alimentos ultraprocesados en lactantes y niños, por sus efectos en la microbiota como factor de riesgo para diversas enfermedades.

Ana María es Dra. en Ciencias por la Universidad de Copenhague. Es Profesora Investigadora Titular en la Coordinación de Nutrición del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. en Sonora, México. Ha dirigido diversas tesis de posgrado, con temas sobre el efecto de los alimentos en la salud, en especial durante la lactancia y en personas con enfermedades gastrointestinales y autoinmunes.

Referencias:

  1. Neri D, Steele EM, Khandpur N, et al. Ultraprocessed food consumption and dietary nutrient profiles associated with obesity: A multicountry study of children and adolescents. Obes Rev. 2022;23 Suppl 1:e13387.
  2. García-Blanco L, de la O V, Santiago S, et al. High consumption of ultra-processed foods is associated with increased risk of micronutrient inadequacy in children: The SENDO project. Eur J Pediatr. 2023;182(8):3537-3547.
  3. Monteiro CA, Cannon G, Moubarac JC, et al. The UN Decade of Nutrition, the NOVA food classification and the trouble with ultra-processing. Public Health Nutr. 2018;21(1):5-17.
  4. LaFata EM, Gearhardt AN. Ultra-Processed Food Addiction: An Epidemic? Psychother Psychosom. 2022;91(6):363-372.
  5. García-Blanco L, de la O Pascual V, Berasaluce A, et al. Individual and family predictors of ultra-processed food consumption in Spanish children. The SENDO project. Public Health Nutr. 2022:1-22.
  6. López Cantos A, Ordaz E, Moya-Geromini MA, et al. Calidad de productos alimentarios anunciados por televisión antes y después del plan para mejorar su composición, 2017-2020. Gac Sanit. 2023;37:102249.
  7. Regulación de la publicidad de alimentos y bebidas no saludables dirigida a niños, niñas y adolescentes. México, 2021. Disponible en: https://www.unicef.org/mexico/media/6581/file/Nota%20t%C3%A9cnica%20publicidad%20dirigida%20a%20ni%C3%B1as,%20ni%C3%B1os%20y%20adolescentes.pdf
  8. Sato PM, Leite FHM, Khandpur N, et al. «I Like the One With Minions»: The Influence of Marketing on Packages of Ultra-Processed Snacks on Children’s Food Choices. Front Nutr. 2022;9:920225.
  9. Bravo-Saquicela DM, Sabag A, Rezende LFM, et al. Has the Prevalence of Childhood Obesity in Spain Plateaued? A Systematic Review and Meta-Analysis. Int J Environ Res Public Health. 2022;19(9):5240.
  10. Shamah-Levy T, Romero-Martínez M, Barrientos-Gutiérrez T, et al. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2021 sobre Covid-19. Resultados nacionales. Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública, 2022. Disponible en: https://www.insp.mx/resources/images/stories/2022/docs/220801_Ensa21_digital_29julio.pdf
  11. Da Costa Ribeiro I, Santos de Almeida Oliveira TLP, Santos GCJ, et al. Daily consumption of ultra-processed foods and cardiometabolic risk factors in children aged 7 to 10 years in Northeast Brazil. Nutr Health. 2023;29(3):557-565.
  12. Contreras-Rodriguez O, Solanas M, Escorihuela RM. Dissecting ultra-processed foods and drinks: Do they have a potential to impact the brain? Rev Endocr Metab Disord. 2022;23(4):697-717.
  13. Diario Oficial de la Federación. MODIFICACIÓN a la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010, Especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados-Información comercial y sanitaria, publicada el 5 de abril de 2010. Disponible en: https://www.dof.gob.mx/normasOficiales/8150/seeco11_C/seeco11_C.html
  14. Instituto Nacional de Salud Pública. Regulación de la Publicidad de Alimentos y bebidas no alcohólicas en México: El Código PABI vs. Regulaciones Internacionales. 2020. Disponible en: https://www.insp.mx/epppo/blog/2865-reg-publicidad-alimentos-bebidas-mex-codigo-pabi-vs-reg-intern-439.html