Nada más práctico que una buena teoría

El objetivo de esta entrada es aportar mi reflexión al artículo Solving gender gaps in health, what else is missing? publicado en Gaceta Sanitaria1, sobre las dificultades que existen para disminuir las brechas de género en salud, del que fui revisora.

Los autores recomiendan cambiar las actuales estrategias hacia un enfoque más dirigido a la acción, que avance en resultados de investigaciones que muestren los sesgos de género en intervenciones específicas. Sin embargo, y aun creyendo en la necesidad de intervenciones específicas, considero que el cambio estructural debe ir de la mano de una combinación de medidas institucionales. Entre ellas destaco la necesidad de incorporar en las enseñanzas universitarias de Grado en Medicina y Grado en Enfermería una asignatura específica de Género y salud.

Si bien la crítica al modelo unidimesional biomédico caracterizado por una concepción mecanicista del cuerpo está consolidada y el desarrollo de las políticas públicas de igualdad, tanto a nivel internacional como local, se han ido abriendo camino, creo que aún existen elementos para profundizar. Me refiero a la necesidad de incorporar cambios conceptuales y metodológicos de los Women´s Studies que resultan de enorme utilidad para desvelar los sesgos androcéntricos implicados en el conocimiento científico-médico, tal como puso de manifiesto la catedrática de historia de la Medicina y de la Ciencia Teresa Ortiz-Gómez2. Sólo desde el reconocimiento de la fortaleza teórica seremos capaces de ver, y de interpretar las diferencias encontradas en los datos y minimizar los sesgos de género, que tienen su origen en los discursos científicos androcéntricos. Sólo desde el reconocimiento de la importancia que tiene la formación teórica no androcéntrica en las Facultades de Medicina y Enfermería seremos capaces de avanzar en un conocimiento no sesgado y, por tanto, objetivo y científico.

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Tener en cuenta el androcentrismo y evidenciar los sesgos de género tal como recomienda la catedrática María Teresa Ruiz Cantero en la investigación aplicada3 exige no sólo mostrar las diferencias desagregadas por sexo sino, sobre todo, contextualizar los resultados para comprender la influencia que ejerce, o ha ejercido la ideología sexual que se basa en la creencia de la superioridad del orden simbólico masculino y, por ende, en la desvalorización del femenino4. Ideología sexual que se manifiesta en roles y estereotipos que ejercen su influencia en los procesos de enfermar, en la expresión de los síntomas y en la valoración que realizan los y las profesionales. Y, no debemos olvidar, la influencia que ejercen las políticas de igualdad que, además de establecer agendas, normas y programas tienen un efecto de estimulación de las expectativas que, a su vez, favorecen acciones y prácticas de igualdad5.

 

Eugenia Gil García. Profesora Titular de Universidad del Departamento de Enfermería de la Universidad de Sevilla. Realizó para Gaceta Sanitaria la evaluación externa de manuscrito “Solving gender gaps in health, what else is missing?”.

Referencias

  1. Chilet-Rosell E, Hernández-Aguado I. Solving gender gaps in health, what else is missing? Gac Sanit. 2022; 36(1):45-57.
  2. Ortíz-Gómez T. El papel del género en la construcción histórica del conocimiento científico sobre la mujer. En: I Congreso Nacional. Salud de las mujeres hacia la igualdad de género en salud. Ministerio de trabajo y Asuntos Sociales. Madrid: Instituto de la Mujer; 2002. p. 299-244.
  3. Ruiz-Cantero MT, coordinadora. Perspectiva de género en Medicina. Barcelona: Fundación Dr. Antoni Esteve; 2019.
  4. Salzman J. Equidad y género. Una teoría integrada de equidad y cambio. Madrid: Cátedra; 1992.
  5. Bichieri C. Norms in the Wild: How to Diagnose, Measure, and Change Social Norms. New York: Oxford University Press; 2019.