A vueltas con el peer-review

Todos estaremos de acuerdo en que la revisión externa por expertos de los manuscritos recibidos en las revistas es un elemento clave en el proceso de publicación científica, y como tal tan necesario como necesitado de atención constante. Con frecuencia los autores (sobre todo los más jóvenes, pero no sólo) experimentan el peer-review como un proceso de evaluación implacable cuyo objetivo es desvelar todos los defectos del trabajo y dificultar o impedir su publicación. No es raro que los autores consideren a los revisores externos como amenazas, enemigos con poder de decisión sobre el futuro de sus manuscritos. Mi impresión es que el papel del editor se considera menos. Y que muy pocos (al menos, entre los jóvenes investigadores en formación), entienden la función esencial del peer-review: ayudar a los autores a mejorar su trabajo y ayudar a los editores a tomar su decisión. A veces notamos sorpresa cuando recomendamos a los jóvenes autores que “evalúen” a su vez los comentarios de los revisores, y que consideren y trabajen sobre los comentarios que realmente sean de ayuda para mejorar el trabajo, tanto como que descarten, siempre fundamentando bien sus razones, las sugerencias de los revisores que, a su juicio, realmente no aportan mejorar relevantes o directamente empeoran la calidad del texto. Suelo también recomendar a los autores que se inician en el mundo de la publicación científica que usen y abusen de los editores: en caso de duda o discrepancia con los comentarios y exigencias de un revisor, que deriven la decisión sobre introducir o no los cambios exigidos al editor, argumentando bien los motivos del desencuentro. Mi impresión es que muchos autores desconocen hasta qué punto la responsabilidad de la decisión es del editor o editora que gestiona el manuscrito. Al menos, de los buenos editores y editoras.

Las dificultades (según algunos síntomas, crecientes) para encontrar revisores, los problemas (también me temo que crecientes) de calidad en algunas revisiones, son desvelos que padecen los editores con frecuencia y, en el caso de Gaceta, foco permanente de atención y reflexión en el equipo editorial. También los temas relacionados con el peer-review se comentan con frecuencia en la listserve discussion de la World Association of Medical Editors (WAME), una asociación que, por cierto, presta especial interés a los aspectos éticos en publicación e incluye interesantes recursos al respecto en su página web. Justo en este foro de discusión de la WAME se comentaba hace algún tiempo la peculiar organización del peer-review en las revistas del Journal of Neurosurgery Publishing Group:

Authors should be aware of the singular review process employed by the Journal of Neurosurgery. We do not triage submissions—every article submitted is sent to five reviewers and detailed feedback is given. There are two completely unique aspects to our process. First, the reviewers are all members of a small editorial board; 11 members for the Journal of Neurosurgery, 12 members for JNS: Spine and 9 members for JNS: Pediatrics; outside reviewers are rarely used. Second, the review is done successively, not simultaneously, the latter process employed by all the world’s journals except for JNS. This means that the primary reviewer sends the completed review to the secondary reviewer, who sends it to the third. Their reviews are then sent to the Chairman of the Board who has the benefit of three successive reviews. The Chairman makes a judgment and sends it to the Editor-in-Chief for final adjudication.

Es fácil suponer que el principal problema de este proceso de revisión “sucesiva” (no “simultánea”) sea el tiempo. Pero también es probable que con la revisión sucesiva los revisores vean facilitado su trabajo: cada uno aprovecha, matiza, amplía y/o corrobora el trabajo del anterior revisor en lugar de empezar todos de cero, con frecuencia redundando y repitiendo los mismos temas o expresando cada uno por su cuenta discrepancias que merecería la pena afinar. Sería muy interesante evaluar este modelo de revisión externa en todos sus componentes (tiempo, calidad y satisfacción de revisores, editores y autores) algo que, hasta donde sabemos, de momento no se ha hecho.

Nos recomiendan incluir vídeos o fotos en estos blogs… algo que he de reconocer me preocupó un tanto, pero en realidad no ha sido nada difícil. Supongo que muchos lectores ya habrán visto la archiconocida escena de Hitler enfadándose y desesperándose, gracias a la magia de los subtítulos, por los más variopintos temas. También la hay referida al peer-review (de hecho, hay varios videos de la escena de Hitler con este mismo tema), la elegida, creo yo, tiene su gracia.

 

Ana M García

Defensora de Gaceta Sanitaria