Mala conducta científica. Herramientas para combatirla

Plagio, autoría indebida, autoría fantasma, cocinado de datos, datos ficticios, imágenes fraudulentas, son algunos de los términos asociados a la retractación de artículos científicos. Un tema sin duda interesante y polémico que cada vez se está estudiando más. En general, podemos hablar de dos causas principales que dan lugar a las retractaciones de artículos científicos, la mala conducta en investigación (research misconduct) y los errores lícitos (sin intencionalidad) que cualquier investigador puede cometer en la presentación de los resultados de una investigación (1). Es importante que los investigadores normalicemos los errores lícitos como una causa de retractación en la que cualquiera podría incurrir. No hay nada de malo en comunicar a una revista que hay un problema con los resultados o el análisis y que un artículo debe ser retractado. Esto es mucho mejor a que ese artículo permanezca de forma perpetuamente publicado con unos datos erróneos que otros pueden utilizar para tomar decisiones. Incluso se debería fomentar de alguna manera que los autores autoinformen de los errores en sus publicaciones, con el objetivo de corregir la literatura científica de una forma más eficiente.

Actualmente existen recursos que podemos utilizar para identificar y monitorizar las retractaciones de artículos científicos. La posibilidad de que las bases de datos de tipo Medline o Scopus permitan localizar artículos retractados abre muchas posibilidades para la identificación de investigaciones fraudulentas, así como para evitar su uso.  Morán y colaboradores (2) acaban de publicar un interesante artículo en Gaceta Sanitaria para facilitar la localización de investigaciones retractadas en una búsqueda bibliográfica. Si bien los autores enfocan este hallazgo para la identificación de este tipo de artículos y evitar su inclusión en las revisiones sistemáticas y meta-análisis, ya que podría afectar a sus resultados, la sistemática que proponen es aplicable a cualquier tipo de investigación, sea o no sea un documento de síntesis de información científica.

Todos los investigadores tenemos la responsabilidad de emplear de forma adecuada la literatura científica disponible y la mayor parte empleamos gestores de citas bibliográficas. Desde hace relativamente poco tiempo, algunos gestores bibliográficos se han asociado con la base de datos Retraction Watch (3), que cuenta ya con más de 30.000 artículos retractados, y permiten la identificación de literatura retractada. Este es el caso de Zotero o Endnote. Evitar citar artículos retractados debería de ser una máxima de aquellos que escribimos documentos científicos, y la sistemática que proponen los autores puede ser aplicable a la inclusión de bibliografía en estos documentos.

Las citaciones a artículos retractados son mucho más frecuentes de lo que podría parecer. En un trabajo que publicamos recientemente observamos que el hecho de que un artículo sea retractado por mala conducta científica apenas influye en que reciba más o menos citaciones, lo que desde luego indica que el sistema de aviso de retractación es claramente mejorable (4). En realidad, podría afirmarse que el patrón de citaciones de los artículos retractados antes y después de la retractación se corresponde más bien a que dicha retractación nunca hubiese ocurrido. Queda pendiente el conocer quiénes son los autores que citan artículos retractados, y la excelente nota metodológica de Morán y colaboradores abre una reflexión interesante. ¿Deberían de citarse los artículos retractados? Los autores usan como ejemplo un artículo que ha sido retractado por plagio, citándolo en la nota, y dándole por tanto cierta publicidad, aunque claramente indican que es un artículo retractado por ser fraudulento. Cabe mencionar que, por el momento, citar artículos retractados es válido, siempre y cuando se deje claro el estado de retractado del artículo. Sin embargo, la citación de artículos retractados, independientemente de si se ha retractado por error o mala conducta, supone la persistencia de resultados y conclusiones no fiables en la literatura científica. Por eso, se debería evitar citar este tipo de artículos desde el momento en que se conoce la retractación, pues es una manera de promocionarlo, cuando el hecho de que haya sido retractado es un aviso para que éste no siga siendo citado.

El uso de las tecnologías de información abre muchas posibilidades para evitar el uso de investigaciones fraudulentas, y sería ideal que en un horizonte cercano las propias revistas científicas pudiesen disponer de un software en su sistema editorial para identificar de forma automática artículos retractados en la bibliografía de los artículos que reciben. Si partimos del hecho de que la bibliografía siempre está en un formato determinado, no es descabellado pensar que las citas pueden ser subidas y rastreadas por ese software incorporado el sistema electrónico editorial que daría un aviso al editor al cargo de que hay citas retractadas en la bibliografía y por tanto actuar correspondientemente.

 

 

 

 

 

Alberto Ruano Raviña y Cristina Candal Pedreira

Área de Medicina Preventiva y Salud Pública

Universidad de Santiago de Compostela

 

Bibliografía

  1. Barbour V, Kleinert S, Wager E, Yentis S. Guidelines for retracting articles.2009 [citado 31 de enero de 2022]
  2. Morán JM, Santillán-García A, Herrera-Peco I. SCRUTATIOm: cómo detectar literatura retractada incluida en revisiones sistemáticas y metaanálisis usando SCOPUS© y ZOTERO©. Gac Sanit. 2022;36(1):64-6.
  3. Retraction Watch. Want to check for retractions in your personal library — and get alerts — for free? Now you can [Internet]. [citado 31 de enero de 2022].
  4. Candal-Pedreira C, Ruano-Ravina A, Fernández E, Ramos J, Campos-Varela I, Pérez-Ríos M. Does retraction after misconduct have an impact on citations? A pre-post study. BMJ Glob Heal [Internet]. 2020 [citado 31 de enero de 2022];5(11).