¿De qué tienen miedo los autores que se niegan a tratar con la prensa?

Un estudio publicado en 2013 en la revista PNAS y que encuestó a 1.354 investigadores biomédicos de Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido y Francia extrajo una conclusión contradictoria. Aunque la mayoría respondía afirmativamente a la necesidad de transferir sus resultados a la opinión pública, gran parte desconfiaba a su vez de las capacidades del ciudadano de a pie a la hora de entender el lenguaje científico.

Esta revisión del neurocientífico Hans Peter Peters reflexionaba a su vez sobre la brecha entre científicos y medios de comunicación y extraía, entre otros resultados, que entre el 60 y el 80% de los encuestados había tenido al menos una interacción con un periodista en los últimos tres años y que más del 50% de ellos se mostraba muy satisfecho con el resultado. Sólo una pequeña minoría manifestó sentirse muy decepcionado con la experiencia mediática.

Sobre esa pequeña minoría quería reflexionar a partir de la experiencia al frente del departamento de prensa de Gaceta Sanitaria que, aunque modesto, no ceja en su empeño por transferir el conocimiento sobre salud pública que genera la revista a los medios de comunicación y, por consiguiente, a la sociedad, de la manera más fiel y rigurosa posible. Para ello, siempre hemos querido establecer un puente de diálogo y colaboración con los autores de los artículos que les permita implicarse en ese complicado pero apasionante trasvase del conocimiento a la información científica.

La experiencia, vaya por delante, ha sido y sigue siendo muy satisfactoria. A lo largo de los años, la gran mayoría de investigadores ha respondido muy positivamente a nuestra petición de colaboración. Agradecen que su estudio haya sido seleccionado para nota de prensa y poder sugerir, matizar y, por qué no, corregir su contenido. Como mediadora entre la comunidad científica y los medios de comunicación, la revista ha apostado siempre por una relación de mutuo acuerdo con sus autores.

Sin embargo, en esa búsqueda de un pacto, de una entente, para brindar a la prensa una información fiable que a la vez se adapte al lenguaje periodístico nos hemos encontrado con contadas, aunque sonoras, excepciones. Reacciones de diversa índole ante las que incluso nos hemos visto obligados a cancelar la divulgación para no entrar en conflicto con las personas e instituciones implicadas. El miedo a comunicar, aunque minoritario, sigue existiendo.

Ese miedo no siempre nace del propio investigador. Aunque en algunos casos el rechazo se debe al impacto que genera en el autor ver sus resultados reducidos a un titular o a una entradilla, con términos como tergiversación o sensacionalismo sobrevolando las negociaciones para lograr un texto al gusto de ambos bandos, lo cierto es que la barrera más infranqueable con la que nos hemos topado es la de los gabinetes de prensa, en su mayoría gubernamentales.

La comunicación con los científicos pasa irremediablemente por los departamentos de comunicación de sus respectivos centros. Instituciones como hospitales o universidades son plenamente conscientes de la importancia de la visibilidad mediática para lograr un mayor apoyo público y político. De ahí que su función como mediadores entre investigadores y periodistas consista en crear oportunidades para que los científicos hablen para la prensa y para que la prensa contacte con su personal científico, preseleccionado y creando historias apetecibles para los medios.

¿Pero qué ocurre cuando una revista como Gaceta Sanitaria se interpone en el camino? La lógica invita a pensar que la solución se encuentra entre la colaboración y el entendimiento y, por suerte, en la gran mayoría de casos los intereses por lograr una mayor resonancia de los resultados científicos terminan uniéndose. Pero nuevamente en contadas ocasiones, algunos departamentos de comunicación, celosos de su propia estrategia de comunicación, se cierran en banda y torpedean cualquier vía de comunicación que no sea la que emana de su propia institución.

Desde nuestra humilde posición queremos tender la mano a todos los actores implicados en la comunicación científica. A los gabinetes institucionales que nos cierran sus puertas les invitamos a considerar la importancia de divulgar el conocimiento que generan sus investigadores a través de un canal, Gaceta Sanitaria, que se ha convertido en el principal altavoz en español dentro del campo de la salud pública. Aunque nuestra infraestructura no es tan poderosa como la de las grandes revistas científicas de referencia, nuestro ánimo es siempre el de alcanzar un lugar común.

Por otro lado, a los poquísimos investigadores que aún mantienen su fobia a los medios de comunicación les animamos desde aquí a romper poco a poco ese recelo. Ya existen iniciativas que buscan establecer lazos entre ambos colectivos, como los cursos que la Fundación Dr. Antonio Esteve, el CSIC e Indagando TV realizan cada año en el Instituto RTVE para que los científicos se pongan durante dos días en la piel del periodista.

Ante el posible riesgo de una información sesgada, simplista o sensacionalista existe también una gran oportunidad de divulgación y pedagogía. La gran mayoría de los investigadores entrevistados en el estudio publicado en PNAS consideran que han sacado provecho en sus carreras de una mayor visibilidad en los medios. Ya son muchos los científicos que van unos cuantos pasos más adelante y aprovechan el potencial de internet y las redes sociales. Desde luego, la experiencia en Gaceta Sanitaria es clara: la mediana de citaciones de los artículos originales y originales breves aumenta por tres cuando existe nota de prensa de por medio.

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Pol Morales. Responsable de relaciones con la prensa de Gaceta Sanitaria